viernes, 23 de junio de 2017

Portugal de mi coração

Puente 25 de Abril. Lisboa, Portugal.

Conocí el año pasado a este hermoso país, en un viaje que hice junto a mi hermano en carro desde Sevilla hasta Lisboa. Sin duda, un recorrido emocionante que duró un poco más de 4 horas y que nos permitió disfrutar de un panorama espectacular y pasar por uno de los lugares más concurridos por los turistas para ir de playa o excursión en Portugal: Faro.

Durante el trayecto, asomada en la ventana cual French Poodle, noté  que Portugal estaba lleno de encantos e historia. Esto lo confirmé cuando llegamos a Lisboa, una ciudad acogedora que tiene más de 547 mil habitantes, cuya esencia es el contraste en todas sus expresiones.

Avenida contigua al Puerto de Lisboa.

Aquel día, la capital portuguesa nos recibió con una noche lluviosa, pero eso no impidió que saliésemos a descubrir lo que se escondía tras sus 
calles empinadas, suelos empedrados que forman preciosos mosaicos, casas coloridas y de arquitectura colonial, diversidad de razas, tranvías coloridos que parecen sacados de una cápsula de tiempo y una genial vista al puerto. 

Comenzamos la ruta, dando un paseo por el centro, un centro que para ser de una ciudad capital es atípico, porque a pesar de tener importantes y reconocidas tiendas, no se sumerge en un ambiente de consumismo y no vive un ritmo tan agitado como la mayoría de ciudades del mundo, quizás porque la gente en Lisboa parece disfrutar más de una conversación acompañada de un café o un buen vino en alguna terraza, que ir de compras.

Tranvía de Lisboa.
Hicimos una parada para cenar algo y continuar la caminata, así que entramos a un restaurante típico portugués y pedimos lo recomendado por la casa: pescado. ¡La atención fue impecable! Antes de empezar a comer, el camarero nos trajo una porción de queso y pan, así que pensamos que era "cortesía" como en España, para tener acompañante del plato fuerte...          - ¿Desean más queso? - nos preguntó en portugués el hombre. ¿A quiénes le han dicho?, mi hermano y yo somos amantes del queso y ese estaba delicioso. - ¡Por supuesto!- contestamos en unísona voz. Aunque, al final la factura nos hizo ir de c... jajaja nada de cortesía, creo que ha sido el queso más caro que he comido hasta ahora, casi nos cobran hasta el uso de los cubiertos. Sin embargo, nos fuimos contentos de aquel lugar, porque todo había estado delicioso y nos habían atendido muy bien (este es el factor común de todos los restaurantes en Portugal: buena atención + buena comida). La lección estaba aprendida, la próxima vez que fuésemos a un restaurante no comeríamos los "quesitos", ni el pan para empujar. Llevábamos pocas horas en la ciudad y ya teníamos anécdota para contar.
"A livraria mais antiga do mundo". Centro (Lisboa).


Seguimos el recorrido y nos encontramos con un vagón del tranvía para tomar una foto clásica de Lisboa. Avanzamos unos pocos metros y hallamos a la librería Bertrand, "A livraria mais antiga do mundo", fundada en 1732 y a la que hay que ir sí o sí. 



Plaza Luis de Camoes.


Elevador de Santa Justa, Lisboa.
Tras habernos encontrado con este lugar sagrado para los amantes de la literatura, caminamos unos 10 minutos más, hasta llegar a la Plaza Luis de Camoes, sitio de encuentro de los jóvenes que tiene un bello monumento en honor al poeta portugués que lleva su nombre. 


El último lugar turístico al que fuimos aquella noche (de obligatoria visita) fue la "Baixa Pombalina", una de las pocas zonas planas que tiene Lisboa, mayormente peatonal, hotelera, de bares y restaurantes, contigua a las Plazas del Rossio y Restauradores; dentro de la que se destaca la presencia del "Elevador de Santa Justa", construido en hierro forjado, que comunica a dos barrios del centro.

Ya estábamos enamorados de esta ciudad que nos había hecho sacar buena pierna recorriendo innumerables calles empinadas, así que al día siguiente queríamos hacer algo diferente. Fue así como decidimos viajar en tren hasta Cascais, una aldea pesquera, que tiene un centro histórico alucinante, lindas playas, zonas de artesanos y mucha tranquilidad (pero costosa). Para mí, el lugar más bello que conocí de Portugal.


Cascais, Portugal.


Paseo Marítimo entre Cascais y Estoril, Portugal.


Centro Cultural de Cascais, Portugal.

Centro Cultural de Cascais, Portugal.

Suelo empedrado (mosaico). Cascais, Portugal.

Al terminar el recorrido por Cascais, tomamos un tren hasta Belém, otra zona turística de Lisboa interesante para conocer, en la que confluyen turistas de diferentes continentes, principalmente de África, Asia y Europa, para visitar monumentos como la Torre de Belém, el Monasterio de los Jerónimos y el Monumento a los Descubridores.





En esta parada, además de encontrarnos con construcciones históricamente emblemáticas y bellos jardines, vimos ingeniosos murales urbanos hechos con piezas automotrices, lo que nos llamó la atención por la creatividad. También, aprovechamos para comer hasta reventar, uno de mis snacks favoritos del mundo: Pastéis de Belém, un pastel de hojaldre, relleno de nata, elaborado por una fábrica pastelera desde 1837, al que ningún turista puede resistirse.

Con el estómago inflado de tanto comer, terminamos nuestro día de turismo. A la noche del día siguiente, salimos a caminar sin mayores pretensiones, pero el ambiente fiestero que se divisaba a través del balcón de un bar del centro, nos sorprendió e hizo detenernos para preguntar qué evento había allí. Se trataba de la celebración de un cumpleaños entre amigos, al que podíamos asistir por 5 euros consumibles. La cosa pintaba bien para nosotros que íbamos en plan 'lowcost', así que entramos y empezamos a observar cómo bailaban los portugueses una música que jamás habíamos escuchado, pero que al danzar se asemejaba a la salsa. Era Fado, una música tradicional portuguesa, de origen popular, que se caracteriza por la apelación a la melancolía. Un género que particularmente me encantó por su ritmo, combinación de guitarras y sus letras desgarradoras, del que hablaré en la próxima entrada del blog.

Espero que hayas disfrutado de esta introducción sobre Portugal, un país encantador, en el que te sentirás como en casa por la amabilidad de su gente, y que ahora deberás apuntar en la lista de destinos para visitar. 











No hay comentarios:

Publicar un comentario