Elegir Presidente de una Nación, no se trata de un suceso intrascendente. Por más "apolítico" que alguien se considere, decidir quién será la suprema autoridad administrativa de un país, representa una enorme responsabilidad para todo ciudadano.
En Colombia, restan tan sólo 15 días para dar inicio a uno de los escrutinios más candentes, impredecibles y quizá, corruptos de nuestra historia. Frente al paredón, tenemos a un Presidente-Candidato que aspira su reelección para el período 2014-2018, un ex Ministro de Hacienda, una ex Ministra de Defensa, un ex Alcalde de Bogotá, una representante de la izquierda colombiana y el recuadro en blanco.
¿Qué esperar de las elecciones?
El país está inmerso en una de las contiendas más sucias, despersonificadas, desinformadas y pintorescas. Ningún candidato resulta convencer a las mayorías con ideas, programas, ni fórmulas.
El costumbrismo de los debates en medios de comunicación se ha perdido y "la propaganda" parece ser la mejor estrategia de los candidatos; así que muchos desconocemos qué está detrás de sus radiantes sonrisas.
Las encuestas
Los sondeos de opinión y demás herramientas de medición, revelan un panorama en constante balanceo. En algunas oportunidades el voto en blanco resulta triunfante y en otras, Juan Manuel Santos es el candidato de mayor votación, alternando la segunda intención de voto entre Oscar Iván Zuluaga y Enrique Peñalosa.
Más allá de las conjeturas en los resultados, lo más importante es que ese domingo, los colombianos acudamos a las urnas sin resistencia alguna. No debemos permitir que otros decidan por nosotros, ni que "compren" nuestro derecho legítimo a elegir.
Voto de opinión
Quiero tener al igual que mis compatriotas, un país distinto, donde se respeten los Derechos Humanos y la educación sea verdaderamente pública, NO un negocio; una patria en la que la diversidad étnica, cultural y sexual sea respetada; un lugar para invertir, desarrollar emprendimientos y conseguir un empleo digno; un territorio que tenga en cuenta al campo y no sólo a la urbe.
Votemos por convicción, por aquella persona afín a nuestras ideas y necesidades. Si entre los candidatos no hay ninguno que nos simpatice, no dudemos en votar en blanco (a nadie le van a transferir el voto, es un mito).
¡Hagamos historia en nuestro país! No elijamos a los mismos corruptos, ni a los grandes hacendados, nadie es el dueño de "la paz".
¡Ni Santos, ni Zuluaga!
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